¿Hay litio en Tucumán, al menos en cantidades suficientes para su explotación comercial? La respuesta la brinda la geología y es un no que se dibuja desde la constitución de nuestro suelo. Acuíferos como los de la Puna, de los que se extrae el litio, fueron alimentados por una clase de actividad volcánica ausente en el pasado geológico tucumano. Así lo detalla Guillermo Aceñolaza (su extensa foja académica se detalla aparte) durante una charla de lo más didáctica y actual. Muchas cuestiones, referidas en especial al aspecto científico de la “fiebre del litio”, fueron apareciendo a medida que el Doctor en Geología se adentraba en el tema.
- Hablamos de esta inquietud que aparece al asociar Tucumán con el litio. ¿Por qué un poco más al norte hay y aquí hasta el momento no?
- Para que exista litio de la forma que se está explotando y que sea comercialmente viable es necesario que concurran varias cosas en la naturaleza. Cosas que en Tucumán no tenemos. Para empezar hace falta vulcanismo, como es el caso de la Puna y de la Cordillera de los Andes. Hace falta también una morfología como la de la región puneña: un plató sobre elevado con mucha insolación. Eso permite hacer evaporaciones de líquidos rápidamente y el litio, esencialmente, se presenta asociado a aguas meteóricas que se han infiltrado en territorios que tienen procesos volcánicos. Al llegar al subsuelo esas aguas se enriquecen en minerales, entre los cuales está el metal de litio.
- ¿Quiere decir que en Tucumán no hubo volcanes en el pasado?
- Tucumán no tiene procesos volcánicos directos. Es una cuestión geológica pura y está asociada con la subducción de la placa de Nazca, por eso tenés procesos volcánicos en la Puna y en toda la Cordillera de los Andes. Tucumán sí tiene procesos vinculados al vulcanismo, pero de un vulcanismo mucho más viejo, que se remonta a la apertura del Atlántico. No se trata de esos volcanes que se ven en los dibujos, tirando lava y material incandescente para arriba. Se trata de material ígneo que está en el interior de la corteza y que surge a través de fisuras. Esos procesos ígneos no tienen nada que ver con el enriquecimiento de los elementos que hacen falta para tener litio.
- ¿Pero puede hallarse, aunque sea en pequeñas medidas?
- En caso de que se encuentre litio estará disuelto en algunos cursos de agua y demás, pero será en cantidades mínimas, y hasta el día de la fecha no se ha encontrado nada que permita que sea explotable o viable para un análisis serio profundo. Por supuesto que se puede trabajar, hay que hacerlo para conocer; se puede hacer un relevamiento, se pueden hacer muchas cosas, pero ni la geología, ni la hidrología, ni la morfología, ni la climatología sustentan yacimientos de litio al estilo de los que existen en la Puna, que son viables económicamente.
- ¿Cómo aparece el litio en la naturaleza?
- Los yacimientos de litio son de dos tipos. Uno está asociado al vulcanismo en salmueras y que se enriquece con las aguas subterráneas, como el que hablamos de la Puna. El otro aparece en rocas ígneas y se ha explotado en las décadas del 50 y 60, por ejemplo en la zona de Ancasti, en Catamarca. Pero en este caso se trata de un litio de otra clase; aparece como mineral en filones de cuarzo. Hay un resurgimiento de estos niveles exploratorios, hubo minas que estuvieron en funcionamiento, pero se trata de un litio totalmente distinto en su génesis al que mayoritariamente se está trabajando ahora.
- ¿Y en el caso de los Valles Calchaquíes?
- En realidad toda la Pampa argentina está enriquecida por sedimentos volcánicos de la Cordillera de los Andes. A esos procesos el suelo les debe mucho de su riqueza, en cuanto a su capacidad productiva. Cuando explotaba un volcán en la cordillera, en el límite con Chile, y volaban las cenizas -ha pasado muchas veces durante los últimos años, sobre todo en la Patagonia-, ese material caía por gravedad y enriquecía el suelo. No sólo la Pampa; por ejemplo en Santiago del Estero se ha encontrado litio en algunas salinas. Seguramente se han enriquecido también los Valles Calchaquíes con parte de ese sedimento volcánico de litio, pero el tema es que en esa zona falta todo lo otro.
- ¿Cómo se desarrolla el proceso para la explotación del mineral?
- El litio es un metal alcalino y se lo encuentra disuelto en salmueras. Puede pensarse que la Puna es muy seca, y por arriba es así, pero tiene niveles de acuíferos importantes. El primer paso son los estudios hidrogeológicos, similares a los que se emprenden para sacar agua en la llanura tucumana, y a partir de allí se identifican los niveles porosos, la presencia de acuíferos y las profundidades, que pueden ser muy importantes. Algunos yacimientos están a más de 600 metros de profundidad.
- ¿Y a partir de allí?
- Una vez identificados los acuíferos se perfora, se mete una bomba y se saca el agua salada del subsuelo. Después se combinan elementos para que reaccionen químicamente y precipiten. En este caso, el cloruro de litio entra en reacción con carbonato de sodio y lo que precipita se raspa, se saca, se seca y es lo que se procesa para hacer las baterías, tan usadas hoy.
- Desde la mirada científica, ¿qué pensás de todo lo que está sucediendo con este boom del litio y su explotación?
- Que hay que sacarlo ya. Los geólogos coincidimos en que los recursos naturales deben ser explotados en pos del desarrollo de las sociedades cuando tienen valor. Lógicamente, hay que hacerlo responsablemente y para eso están los marcos legales y elementos de control. Hay organismos que controlan que la reglamentación aplicada para toda minería en la República Argentina se cumpla. Cuando hay problemas generalmente se debe a las fallas en estos controles.
- ¿Por qué esto de “sacarlo ya”?
- Por ahí los geólogos pecamos de orgullosos y decimos que la geología es la madre de todas las ciencias. Es que el desarrollo de las sociedades se dio sobre la base de los elementos que provee la tierra. Los ladrillos con los que están hechas las casas resultan de un proceso de cocción de arcillas; la quemada que debe pasar los 900 grados centígrados es la que provoca los procesos químicos dentro del ladrillo... Por todos lados tenemos geología, la historia misma de la humanidad se divide en Edad de Piedra, Edad de Cobre, Edad de Bronce; o sea, las sociedades se han desarrollado sobre la base geológica. Entonces a las cosas que están en la tierra hay que sacarlas y usarlas, pero hay que hacerlo bien, respetuosamente.
- ¿Hasta cuándo habrá litio disponible para la extracción?
- La región donde se encuentra el litio es el triángulo ABC, por Argentina, Bolivia y Chile. Ahí están casi el setenta y pico por ciento de las reservas mundiales de litio. Es una oportunidad excepcional que tienen estos tres países para desarrollar exploraciones y explotaciones. Ahora bien, ¿cuánto puede durar? La geología es una ciencia natural que usa muchos elementos de la matemática, de la física, de la estructura; son parámetros de valoración. Se hace un montón de estudios antes de iniciar un proceso exploratorio o de explotación, no se comienza a cavar porque sí. Estos análisis dan una pauta de qué tan importante puede ser un yacimiento y en función de eso se define la forma en que se va a trabajar y la inversión que se puede realizar para que sea algo lógico, viable, con cierta continuidad en el tiempo y que se haga bien. Creo que tenemos para varios años más de litio, las reservas son muy grandes, no se ha terminado de explorar, seguramente hay más.
- ¿Qué tan importante es la cuestión del tiempo?
- Pongo como ejemplo a Estados Unidos, que era un neto importador de petróleo en la década del 70. Cuando encontraron el shale oil o el shale gas en yacimientos como el que tenemos en Vaca Muerta, los estadounidenses fueron desarrollando metodologías y tecnologías para explotar eso. Hoy son exportadores de petróleo; o sea que se transformó de un país netamente consumidor de petróleo a uno que lo exporta. Lo que hoy no tiene valor más adelante puede tenerlo; y al revés. Pongo el caso de los nitratos de la Puna de Atacama, que a fines de 1800 y principios de 1900 eran la gran fuente de abono para las tierras decaídas en producción. Hubo problemas territoriales entre Chile, Perú y Bolivia, hubo guerras por ese material. Hasta que alguien encontró en Alemania la forma de hacer un abono sintético y se acabó la riqueza de la Puna de Atacama respecto a esos nitratos.
- ¿Cuál es el análisis global que hacés respecto del litio y de su empleo?
- La revolución que ha causado el litio es su capacidad de guardar energía en baterías. Pero nunca hay que olvidarse de que a esas baterías hay que cargarlas, entonces la gran matriz energética mundial sigue siendo a base de carbón y de hidrocarburos. Podemos fabricar gran cantidad de autos con baterías de litio, como sucede en Europa, pero de algún lado necesitás la energía para cargarlas. La excepción sería Francia, que lo tiene un poco resuelto con la energía nuclear. Pero no es el caso de Alemania ni de los países nórdicos, que son esencialmente hidrocarburíferos. Entonces tenemos centrales térmicas alimentadas a gasoil o a carbón, como también pasa en China, India o Pakistán. Se genera energía eléctrica para cargar autos eléctricos, pero quemando hidrocarburos. Un auto que usa combustible pesa 1.000 kilos; 1.100 un auto grande, 800 un auto pequeño. Bien, un auto a batería no baja de los 1.500 kilos y mover ese peso exige más energía. Hay decisiones políticas de por medio, pero de todos modo es una oportunidad. El recurso está y hay que aprovecharlo.
Perfil
Guillermo Aceñolaza
Tiene 54 años, es Doctor en Geología; director del Instituto Superior de Correlación Geológica (Insugeo-Conicet/UNT); y profesor adjunto de Geología Histórica y Estratigrafía en la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo (UNT). Es autor de numerosas ponencias y artículos en los más de 30 años que lleva dedicados a la investigación y a la docencia.